jueves, 9 de diciembre de 2010

Bloddy Maggies

Tras la entrada de la susodicha "primera dama", por supuesto con séquito de gorilas con poca pinta de licenciados, la máquina tocadiscos, o gramola como nos gustaba llamarla por aquellos días,  dejo súbitamente de reproducir la gasolina, canción que parecía estar atascada por la inhumana cantidad de veces que se había repetido en el escaso tiempo que Torrini y Portelli habían permanecido en el local, de hecho el café, el más sobrevalorado de la ciudad, todavía no había parado de humear. El último en entrar, conocido en los bajos fondos como "el osete", por la ingente cantidad de pelo que tenía en hombros y espalda, los cuales tenía siempre descubiertos, y por su fama de dar "fuertes abrazos" que hacían más pupa que las hostias propiamente dichas,  propinó un mamporro budespencerniano a la gramola, y ésta, automáticamente comenzó a reproducir esa ranchera de nuestro amigo Jose Alfredo Jiménez titulada El Rey.

Esta entrada tan peliculera provocó el silencio en la tasca ,excepto por una risa tímida pero sonora en Antuan Gneta, el soplón del pueblo, un tipo al que le gustaba ir de oreja en oreja contando los trapos sucios de la gente a cambio de un poco de pavo salvaje. Pobre Antuan, no la vió venir, aunque en su defensa diré que tampoco merecía semejante sopapo.

Maggie, con la barbilla tan alta como si quisiera mirarse por encima de sus propios hombros, se dirigió hacia Sall, el camarero, hijo del famoso capador Inas. Sall era un tipo dicharachero,  aficionado a doblar turnos fuera de la barra una vez que terminaba dentro, hasta que su espeso mostacho quedaba impregnado de la mayor variedad posible de destilados.  Quitándose las gafas de sol, innecesarias ya en este punto, esta dama de baja cuna y alta cama, pidió un combinado que aquí en el Amoroso se conoce como el "cóctel guapo", una bomba incluso para los que tienen hígado de hierro. 

Parecía que el ambiente se había relajado con el paso de los minutos, Portelli y Torrini habían aparcado su conversación para evitar oidos indiscretos, querían pasar lo más desapercibidos posible, ya que despues todo se sabe y todo se exagera, sobretodo cuando una palabra a destiempo puede costarte como mínimo todos los dientes.

Sin embargo, nada de eso sirvió, para cuando habían pasado exactamente 83 minutos, el quinto cóctel guapo había hecho efecto en la señora, que con andar zigzagueante se acercó hasta George y le susurró al oido, ¿bailas? George tragó saliva, buscó una salida mirando a su compañero, que tenía mirada de hacerse el sueco, el noruego e incluso el finlandés, Portelli no quería saber nada de la peliculita. George recordó en ese momento la historia del pirata Cambaral, pillo y hábil como nadie, pero que por mezclarse con quien no debía, una princesa de sangre real su caso, en vez de una de nariz real, como le sucedía a George, acabó sin cabeza que hiciese compañía a su cuello. Y estoy bastante seguro que George no quería eso....sin embargo, podría ser peor negarse...

2 comentarios:

  1. bien bieen me ha gustado =), (otro guiñitos) espero la proxima( a ver si en la siguiente ya sucede algo super fuerte q me teneis con el alma en vilo!)jaj ;)

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  2. Jajajajaja me ha matado el título, el Sall Inas y sobre todo Antuan Gneta jajajajajajaja.... Digno de película

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